miércoles, 24 de octubre de 2007

EL HERMANO DESCONOCIDO

POR Salvador Cotero

La necesidad de salva guardar la patria, es un tema prioritario de las naciones norteamericanas, el terrorismo ha cruzado el umbral de lo inimaginable y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, creación trinacional, tiene un nuevo hermano, el ASPAN.

Después del septiembre negro, la potencia más grande del mundo se ve amenazada de sus fronteras con México -protagonista de la novela más grande de migración en el mundo, con 350 millones de actores en escena cada año, de los cuales entre 400 000 y 600 000 no tienen permiso de cruzar al teatro americano de los sueños. Con esto, se triplicó la posibilidad de morir en la frontera desde los años noventa, por la vigilancia extrema de los Estados Unidos, los cruces se hacen por senderos inaccesibles provocando más de un millón de muertes al año de indocumentados.

México coadyuvó con el Plan Centinela, que permite desplegar a 18 mil integrantes de nuestras fuerzas armadas para la vigilancia de fronteras y mares. La paranoia americana de vuelos comerciales ha permitido al país canadiense acceder a que algunos vuelos programados para aterrizar en suelo estadounidense, lo hagan en su territorio. (Acuerdo firmado el 12 de diciembre del 2001).

El nuevo hermano del TLCAN la “Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte” tiene en sus objetivos crear un sistema capaz de impedir el ingreso de amenazas criminales, bacteriológicas y radioactivas a su país y unir a los empresarios de la región para crear prosperidad, con un sistema trinacional de identidad, bases de datos en tiempo real y estableciendo gremios para crear eficiencia, prosperidad y competitividad en los procesos de comerciales entre las naciones. Si bien en una primera instancia el TLCAN suprimió los aranceles ahora el ASPAN eliminará a los emigrantes ilegales, de una forma que aún desconocemos. Este tema está por debajo del agua, muy poca gente está informada del hermano del TLC. A su vez Estados Unidos está expandiendo su perímetro de seguridad hacia México y Canadá. La violencia para los emigrantes será cada vez más fuerte, la militarización en las fronteras, sumada al muro de la vergüenza será el prominente obstáculo para los emigrantes a EUA, de llegar a escena. ¿Se negociará la seguridad a cambio del libre transito de emigrantes al país del norte?

Las fronteras inteligentes están operando con suma crueldad, provocando que el paso a los Estados Unidos sea más peligroso. Se estima que los emigrantes y números de coyotes presos en las celdas del país del norte se equiparan a los custodios encarcelados por violaciones anti-narcóticas; aumentando dramáticamente el enfrentamiento de emigrantes vs. Sociedad y autoridades Estadounidenses.

El platón


Por Paola Reyes

Con 18 años de edad, este hondureño es el más chico de una familia de seis hermanos. Su madre murió cuando él tenía tres años, fue criado por sus hermanos.
No recuerda a qué grado de educación llegó pues dice que fue hace mucho tiempo; aún así recuerda su primer trabajo, a los 8 años, como chapeador de fincas.
Es el primero de su familia que intenta hacer el trayecto hasta Estados Unidos. Salió de su pueblo hace dos meses sin avisar en casa, por el peso que tenía por sus familiares, es decir “que se sintieran preocupados”. Sólo mencionó que iba a Copán unos días y ahora se encuentra en Guadalajara, lejos todavía de la frontera norte.

¿Cuál es tu nombre?

José Samuel es del Departamento de Lempira en Honduras.

¿Hace cuánto tiempo que saliste de tu ciudad?
Llevo dos meses ya en el camino.

¿Por qué llegaste a Guadalajara?

Así le dio la suerte. Vengo despacio, trabajando, para llegar bien. Llevo dos días en Guadalajara.

¿Dónde has trabajado?
Sí, trabajé en Tapachula. Trabajé yo de peón, trabajé de ayudante, a cargar trailers de camarones.

Durante el trayecto que llevas, ¿has llegado a alguna casa de migrantes o a un lugar donde brinden ayuda?
Sí, en Arriaga (Chiapas) me recibieron bien, estuve durmiendo dos noches. Los cuatro días que estuve en Arriaga estuve trabajando.

¿Tienes hijos o eres casado?
No, soltero.

¿Alguien te espera en EE.UU.?
Nadie. Soy el primero de mi familia que se va para allá; somos seis hermanos, yo soy el más chico.

¿Por qué decidiste aventarte al trayecto?

Es muy dura la situación en Honduras.

¿Has sido asaltado o agredido en tu trayecto por México?

No, aún no. Por la voluntad de Dios no.

¿Cuántos trenes has tomado? Si recuerdas...
Llevo siete trenes ya.

¿Has pensando en México como lugar de estancia y no de paso?

Sí, está muy bien aquí, pero yo quiero ver cómo me va la suerte más adelante en Estados Unidos.

¿Aquí en Guadalajara no sabes acerca de algún lugar donde puedas recibir ayuda?

No, ninguno.

¿Has escuchado hablar del muro que se está construyendo en la frontera norte?
No, no sé.

¿Sabías las dificultades del camino?
Si, yo sé que es duro, pero yo sé que primero Dios voy a lograr cruzar.

Lupita

Por Carlos Villalobos

Lupita está de visita en México. Nunca había salido de El Salvador, dice que siempre soñó con conocer este país algún día. Para ella y sus cinco hijos esta oportunidad llegó más temprano de lo esperado. Asegura que México es más bonito de lo que imaginaba; se siente contenta de estar aquí, se siente segura.

Para llegar hasta Tapachula no tuvo mayores problemas, a pesar de que ni ella ni ninguno de sus hijos tienen ni pasaporte ni visa para entrar a territorio mexicano. Al llegar a la garita en Ciudad Hidalgo, Chiapas, le dijo a los agentes de migración que venían a pedir refugio político, alegó los motivos por los cuales huían de su país, y los dejaron pasar hasta Tapachula, donde hay una delegación de la COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda para Refugiados).

En la COMAR los enviaron a la Casa del Migrante, en donde esperan turno para rendir su declaración, lo que puede tardar varios días. Sus cuatro hijas y Medardo –el más pequeño, de cuatro años– esperan sentados en la recepción de la casa mientras su madre platica los motivos de su repentina visita a México.

En Sonsonate, El Salvador, las clicas de la Mara Salvatrucha 13 y el Barrio 18, al igual que en el resto del país, Guatemala y Honduras, se disputan el territorio con total impunidad. En las calles, los mareros –como llama la gente a los miembros de cualquiera de estas pandillas– cobran cuotas a los establecimientos comerciales, taxis, escuelas, etc., para “protegerlos” de la pandilla enemiga; si alguien se niega a pagar, corre el riesgo de ser asesinado. A los mareros les gusta matar con ganchos, pica hielos, machetes, puñales o armas de fuego. Las cárceles, atestadas de sus miembros, no tienen ya espacio para más delincuentes; las autoridades, rebasadas por el problema, han optado por disparar cuando un marero se resiste al arresto.

A Jazmín, la hija mayor de Lupita, de diecisiete años, la pretendía el líder de la clica de su barrio. Ella no quería tener una relación con alguien que andaba matando gente en las calles... lo pagó muy caro, y su familia también. Después de varias insistencias y amenazas de parte del pandillero, una noche irrumpieron en su casa y machetearon al padre hasta la muerte, enfrente de toda la familia. Llamaron a la policía cuando el padre ya había muerto y ésta no llegó sino el día siguiente. Sólo pudieron recoger su cuerpo en pedazos y recomendaron a la familia que se mudara a otra ciudad o que saliera del país. Estuvieron en varios poblados y en todos los encontraban y amenazaban hasta que después de varias semanas decidieron huir a México pidiendo refugio político.

En México, la COMAR, desde la firma del último Acuerdo de Paz en las guerras civiles de Centroamérica, hace 15 años, ha aprobado sólo dos casos de refugio político para centroamericanos. La definición que las Naciones Unidas tienen de “refugiado”, a la que se tienen que apegar las autoridades mexicanas, no contempla casos relacionados con violencia causada por el pandillismo o el narcotráfico, tan comunes en Centroamérica. Sólo se puede pedir refugio en casos de persecución por motivos de raza, religión, ideas políticas, género o nacionalidad.

Después de dos semanas de declaraciones ante COMAR, les cerraron el caso. No pueden volver a El Salvador por miedo a que maten a otro miembro de la familia. Jazmín trabaja haciendo quesadillas por cincuenta pesos diarios en un restaurante de un reconocido señor de Tapachula, gasta veinte pesos en el transporte para poder llegar hasta el restaurante. Ahora la familia vive en un cuarto porque la Casa del Migrante no los pudo apoyar más.

Éste es sólo uno entre una larga lista de casos de centroamericanos rechazados por el gobierno de México. El concepto de refugiado se ha modificado varias veces para ampliar la cantidad de motivos por los que un país puede acoger a un extranjero en caso de que su vida corra peligro. En Centroamérica, el narcotráfico y el pandillismo son la principal amenaza para toda la gente. La política exterior mexicana tiene una tradición importante cuando se trata de dar asilo o refugio político a extranjeros, pero Estados Unidos –con gran peso en la ONU– no ve con buenos ojos que Centroamericanos –víctimas de la violencia callejera– puedan vivir en nuestro país, por miedo a que estando aquí se les ocurra pasarse al otro lado.




FM4 paso libre


Por: Paloma Robles
¿Te imaginas un mundo sin pasaportes para viajar? Algunos especialistas en el tema migratorio advierten que los hallazgos logrados luego de la creación de la Unión Europea, harán que el mapa mundial cambie gradualmente haciendo posible el paso libre a cualquier país.
México cuenta con tres formas migratorias constituidas legalmente, FMT, FM2 y FM3 que a su vez, hacen uso de otra forma (FM1) para inscribirse en las posibles condiciones de estancia, que son: de uno a seis meses, más seis meses, un año, ó toda la vida!
A excepción de Belice, todo país centroamericano requiere de una visa para visitar México, por lo que la existencia del paso de migrantes indocumentados se vuelve indiscutible.

Daniel Placencia, de 19 años, estudiante de finazas en la Universidad de Guadalajara conoce muy bien del tema pues él estuvo trabajando hace algunos meses en una Casa del Migrante en Saltillo, Coahuila, y sabe del flujo de migrantes internacionales dentro de nuestro país. Convencido de que el problema no se agota sólo en las fronteras sino que se deriva de un largo y peligroso trayecto, buscó a otros jóvenes con similares experiencias para lograr consolidar un proyecto de ayuda a migrantes Centroamericanos aquí en Guadalajara. Los contactos se dieron y fue así que encontró a Armando Samayoa y a Carlos Villalobos, egresados de la Licenciatura de Relaciones Internacionales del ITESO, que llevaban meses sondeando el terreno migrante en las vías tapatías, desde Avenida Washington hasta las Juntas, en Tlaquepaque.
Hoy el mérito es de un grupo multidisciplinario de más de diez jóvenes, que lograron construir un proyecto llamado FM4 paso libre, en el que investigan y dan seguimiento al tema y además brindan apoyo a migrantes.
Daniel y los demás, imaginan una forma migratoria nueva, que dé paso a los migrantes. Piensan entonces que FM4 pudiera ser la opción. Si la forma migratoria FM4 existiera, sería la única manera en la que él ve posible un viaje de migrantes hacia el norte, sin que sean objeto de vejaciones: un paso completamente libre. Es una buena idea que habría que comentar a nuestras autoridades, pero que a él sólo lo invita a trabajar intensamente en un propósito por demás desconocido en nuestro circulo: “Es impresionante cómo en Guadalajara, un fenómeno tan importante en nuestros días, no es conocido por la mayoría de nosotros, la falta de información es como una venda para nuestros ojos.”

Ruta, Guadalajara

Dentro de las rutas que toman los migrantes para llegar a su destino: Estados Unidos, hay ciudades que por su tamaño no lo vislumbran, aunque por sus vías férreas pasen migrantes centroamericanos. Es nuestro caso. El fenómeno se pierde en la inmensidad de ésta urbe tapatía que se dice “cosmopolita.” La migración ha estado presente en Guadalajara desde hace mucho tiempo, Adela una vecina de las vías asegura haber visto migrantes desde que llegó a vivir ahí, hace 40 años.
Datos recogidos por FM4 muestran que aquí en nuestra “noble” ciudad hay un intenso flujo migratorio: mínimo 20 personas diarias; la mayoría son de Honduras (47%), seguidos por los guatemaltecos (30%) y en menor cantidad de Nicaragua (10%) y de El Salvador (9.5%), aunque también se han encontrado con migrantes mexicanos (4%).
La migración ha dejado de ser sólo masculina (84%); se han incluido en sus filas mujeres (16%) que también buscan un mejor futuro en el extranjero y se enfrentan a un camino doblemente cruel.
En Guadalajara no hay casa para el migrante, ni grupo Beta (Perteneciente al Instituto Nacional de Migración (IMN), que es el que socorre a los migrantes con servicios básicos de salud y asistencia legal). Llegan a nuestra ciudad cansados, enfermos, hambrientos y muchas veces lastimados. Esto se debe a que en Irapuato, que es la ciudad anterior a Guadalajara, tampoco existe una casa para migrantes.
Viajan en tren, en condiciones extremas, y con muy pocos recursos para alimentarse o comprar cosas que necesiten. Duermen en las orillas de las vías, bajo arbustos y en algunos casos bajo los vagones estacionados. En cuanto pueden, se van de aquí con la misma discreción con la que llegaron.
Algunos trabajan lavando y cuidando coches o pidiendo dinero. Todo les queda lejos. Al igual que otras ciudades, son víctimas de cualquier uniformado, incluso hasta los elementos de seguridad privada contratados por Ferromex que los acosan, en coordinación con la policía municipal, para sacarlos de las vías y poder arrestarlos, aún cuando no están facultados para eso, so pretexto de buscar mareros y consignarlos para su deportación.
Sólo el INM permite una deportación, inclusive un arresto, y en todo acto con indocumentados debe de estar presente un representante del INM, así como uno de la Comisión de Derecho Humanos. Se acusa que más del 60% de los entrevistados ha sufrido alguna violación a sus derechos humanos por parte de la Policía Federal Preventiva, el Instituto Nacional de Migración, policías municipales, los garroteros (guardias del tren) y civiles. En su mayoría han sido robos y extorsiones, pero también maltrato físico y verbal.
Ante la evidencia del maltrato para los indocumentados centroamericanos, la pertinencia de construir una casa para migrantes aquí en Guadalajara se hace presente. Se requiere un espacio seguro donde los migrantes tengan la posibilidad de cubrir necesidades básicas como asearse y descansar.

El muro: ¿qué hay detrás del discurso?

Por Fernando Gutiérrez Olmos*

Lo dijo en su momento el difunto d. Aguilar Zínser: México “sigue siendo el patio trasero de Estados Unidos”. Quizá su comentario quedara reducido, y esa alusión bien pueda aplicarse mucho más allá de nuestra frontera sur, pues la historia reciente de los países latinoamericanos está marcada por un fuerte intervencionismo desde el vecino del norte. Un intervencionismo que ha impulsado (entre otras cosas) el dramático éxodo de latinos, que buscan mejores condiciones de vida para sus familias, y dan a cambio y sin garantía, su mano de obra.
Y si antaño el norte manifestaba su alegría ante la caída del muro de Berlín, ahora pretende vender su temor, desde la construcción de un muro con Latinoamérica, y con el argumento sobre la necesidad de resguardar la frontera contra los terroristas, disminuir el flujo migratorio ilegal, y enmarcado todo en la lucha contra el tráfico de drogas y la trata de personas.
Sin embargo, el discurso legitimador del gobierno estadounidense, resquebrajado, deja entrever grietas que dan para pensar muchas cosas más.
Su discurso y sus realidades, nos llevan a cuestionarnos los intereses que propician los $8,000 millones de dólares dedicados a los primeros 1,116 km. de muro, así como las guerras de esta administración hicieron pensar a todo el mundo sobre los beneficios de la industria armamentística (tan cercana a la familia Bush).
También ponemos en duda si los motivos que se esgrimen son los motivos en sí, o sólo una respuesta populista a los temores popularizados en los estados del sur. Una respuesta que intenta mejorar la desgastada imagen de un presidente y de su partido, ante la larga y cara guerra contra Irak.
Se piensa y se duda, pues los argumentos parecen demasiado frágiles: ¿Y es que acaso los terroristas del 11/9 entraron por la frontera sur? Se sabe que no lo hicieron. También se sabe que de un total de 3,141 km. de frontera, sólo se construyen 2,025 km., y que la mayoría del espacio desprotegido es desértico, obligando a muchos migrantes a una prueba contra la naturaleza. Una selección no natural y pseudoevolucionista hecha para que sólo crucen algunos y para que nos pongamos a pensar si es la intención del gobierno, permitir el paso sólo a los fuertes… para trabajar.
No negarle el paso a todos, porque nos ponemos a pensar y a dudar que sean capaces de sacrificar una pieza clave de su economía: una mano de obra efectiva, rápida y barata; eficiente, en resumidas cuentas. Una mano de obra que colabora en una sociedad que se avejenta, al sistema de pensiones; que no recibe servicios médicos ni sindicales, y que aporta sin falta a sus deberes hacendarios.
El muro y el tráfico de personas, dan para pensar si las redes internacionales de coyotaje perderán su mercado de trabajo, o si continuarán utilizando las corruptas aduanas como paso franco y continuarán sobornando a los agentes fronterizos, sólo que a un precio más alto. Si continuarán transitando con libertad desde Centroamérica por todo México, o si los Estados Unidos financiarán a nuestro gobierno para que actúe como una frontera vertical, y así no se vean rebasadas las patrullas fronterizas por la ingente cantidad de migrantes.
El muro y el tráfico de drogas dan para pensar si es EE.UU. el mayor consumidor de drogas a nivel mundial. Da para pensar si el narcotráfico no esta ya legalizado corruptamente en la práctica por todos aquellos que dentro del congreso votan, firman leyes y acuerdos referentes al muro. Da para pensar si se puede hacer tropezar a un elefante con una agujeta tensionada.
El muro da para pensar, en fin, en cuántas manos migrantes y latinas serán compradas para construirlo.

Estudiante de Filosofía y Ciencias Sociales 3er. Semestre

“La paja en el ojo ajeno molesta más que la viga en el propio”

Mt 7:3-5
Por: Paulina Cerdán*
El inhumano maltrato del que son víctimas “nuestros” –como a muchos les gusta llamarles– migrantes mexicanos al cruzar la frontera estadounidense es actualmente uno de los mayores pretextos de nuestras hermosa clase política y nuestra sociedad en general para apelar vehementemente al respeto a los derechos humanos, pues se ven –al intentar pasar al otro lado–, sumamente violentados.
Quizá nuestra lamentable historia y nuestra actual relación migratoria con Estados Unidos nos impidan voltear hacia el sur para encontrarnos –no sin un aire de incredulidad y sorpresa– con la viva imagen de lo que acontece en el norte de nuestro país: cambiando actores, no realidades.
Irónico e incongruente es leer en primera plana del periódico las incesantes exigencias que hace nuestro gobierno a su homólogo estadounidense con respecto a la creación de una reforma migratoria justa y conforme a las normas del derecho internacional, cuando sus prácticas en el sur distan mucho de apegarse a ello. Hace casi un año, la Secretaría de Gobernación comenzó una campaña (continuada por su actual dirigente) para endurecer la legislación migratoria y el trato a indocumentados en nuestro país, justo cuando las marchas de latinos en Estados Unidos exigen respeto y jurisdicción.
Pero esta realidad poco importa, poco eco tiene en la opinión pública mexicana. Pareciera que para los mexicanos hablar del problema migratorio se resume en condenar los atropellos que las autoridades estadounidenses hacen pasar a nuestros connacionales.
Según el PNUD, entre 45 mil y 75 mil migrantes ingresan cada año a nuestro territorio vía la frontera sur. Claro es que los indocumentados no entran al conteo.
Detenciones arbitrarias, deportaciones fuera del margen de la legalidad, abusos de diversos tipos –principalmente a mujeres y niños– y peligros del trayecto mismo (desde los coyotes hasta la selva en sí) son el pan de cada día en nuestra frontera sur. No olvidemos que muchos de los mencionados abusos corren por cuenta de particulares, pero finalmente la responsabilidad de brindar seguridad y dignidad a los migrantes centroamericanos es competencia de nuestras autoridades.
Así, ésta es una más de tantas situaciones que nuestro gobierno no es capaz de atender como es debido. Lo verdaderamente triste es que parece ser también una más de tantas situaciones que como sociedad estamos dispuestos a evadir, ¡y vaya que lo hemos logrado! ¡Sigamos evadiéndolo, pero no olvidemos día con día exigir a los gabachos el buen trato que NUESTROS mexicanos merecen!

Estudiante de Relaciones Internacionales ITESO 5to semestre

México, un lugar difícil para centroamericanos

Por Ana Paula de la Torre Díaz y Daniel Plascencia de la Torre

Funcionarios mexicanos de distintos cargos, desde niveles federales a estatales manifiestan la necesidad de una política migratoria norteamericana más incluyente. Saben que los 26 millones de mexicanos en EU la necesitan, además reconocen la inminencia de las remesas en nuestra economía (la segunda entrada de dinero al país, 24 mil millones de dólares según Banco Interamericano de Desarrollo). La contrariedad del asunto es que migrantes centro y sudamericanos suelen llamar a su paso por el territorio nacional como “El infierno mexicano”, en alusión al maltrato al que son objeto en nuestro país.
Las 53 quejas por abusos de policías tan sólo en la zona de trenes de Tultitlán en lo que va del 2007, en comparación con el mismo periodo de 2006 en que ascendían a cuatro solamente, son muestra de dichos abusos.
La militarización de las fronteras, es para los migrantes, un obstáculo más en su constante encuentro con autoridades mexicanas; la creación de la Policía Estatal Fronteriza del estado de Chiapas -similar a los agentes norteamericanos que operan en la frontera norte como cazadores de migrantes-, es prueba de ello.
No es inteligente soñar con que los países dejen de controlar la migración, porque no sucederá, lo ideal sería que cada país propiciara oportunidades para sus habitantes. Ante la falta de incentivos de trabajo y vivienda, -realidad constante-, el mínimo de respeto que el gobierno debiría proporcionar, sería el no abusar y atropellar de los derechos de los migrantes centroamericanos que igual que lo mexicanos, buscan oportunidades que México tampoco brinda a su población. 17,6% de la población en México ha migrado de su estado según datos del INEGI.
De acuerdo a cifras de la Fundación Solidaridad Mexicana por ahora el tema migratorio con EU tendrá por lo menos un lapso 2 años más de estancamiento; las elecciones del país vecino definirán si la reforma migratoria avanza o no. La edad promedio de nuestros compatriotas en EU es de 26 años, lo que representa una población con características óptimas para la productividad del país, sumado a que actualmente existen por lo menos 6 mil funcionarios de origen hispano en EU; el tema puede tener un panorama favorable considerando que la política comienza a tener influencia latina. Una victoria demócrata podría considerar estos dos fenómenos tan importantes.
Por lo pronto, en dos años, el gobierno mexicano tiene el reto de lograr un trato más humano con los indocumentados. La reciente noticia de los 12 migrantes centroamericanos que murieron al naufragar frente a las costas de la Zona Huave del Istmo de Tehuantepec, es una alarma triste que puede señalar que ahora los migrantes prefieren peligrar su vida en una lancha, que atravesar el territorio mexicano, convertido en “caza migrantes”.