Por Fernando Gutiérrez Olmos*
Lo dijo en su momento el difunto d. Aguilar Zínser: México “sigue siendo el patio trasero de Estados Unidos”. Quizá su comentario quedara reducido, y esa alusión bien pueda aplicarse mucho más allá de nuestra frontera sur, pues la historia reciente de los países latinoamericanos está marcada por un fuerte intervencionismo desde el vecino del norte. Un intervencionismo que ha impulsado (entre otras cosas) el dramático éxodo de latinos, que buscan mejores condiciones de vida para sus familias, y dan a cambio y sin garantía, su mano de obra.
Y si antaño el norte manifestaba su alegría ante la caída del muro de Berlín, ahora pretende vender su temor, desde la construcción de un muro con Latinoamérica, y con el argumento sobre la necesidad de resguardar la frontera contra los terroristas, disminuir el flujo migratorio ilegal, y enmarcado todo en la lucha contra el tráfico de drogas y la trata de personas.
Sin embargo, el discurso legitimador del gobierno estadounidense, resquebrajado, deja entrever grietas que dan para pensar muchas cosas más.
Su discurso y sus realidades, nos llevan a cuestionarnos los intereses que propician los $8,000 millones de dólares dedicados a los primeros 1,116 km. de muro, así como las guerras de esta administración hicieron pensar a todo el mundo sobre los beneficios de la industria armamentística (tan cercana a la familia Bush).
También ponemos en duda si los motivos que se esgrimen son los motivos en sí, o sólo una respuesta populista a los temores popularizados en los estados del sur. Una respuesta que intenta mejorar la desgastada imagen de un presidente y de su partido, ante la larga y cara guerra contra Irak.
Se piensa y se duda, pues los argumentos parecen demasiado frágiles: ¿Y es que acaso los terroristas del 11/9 entraron por la frontera sur? Se sabe que no lo hicieron. También se sabe que de un total de 3,141 km. de frontera, sólo se construyen 2,025 km., y que la mayoría del espacio desprotegido es desértico, obligando a muchos migrantes a una prueba contra la naturaleza. Una selección no natural y pseudoevolucionista hecha para que sólo crucen algunos y para que nos pongamos a pensar si es la intención del gobierno, permitir el paso sólo a los fuertes… para trabajar.
No negarle el paso a todos, porque nos ponemos a pensar y a dudar que sean capaces de sacrificar una pieza clave de su economía: una mano de obra efectiva, rápida y barata; eficiente, en resumidas cuentas. Una mano de obra que colabora en una sociedad que se avejenta, al sistema de pensiones; que no recibe servicios médicos ni sindicales, y que aporta sin falta a sus deberes hacendarios.
El muro y el tráfico de personas, dan para pensar si las redes internacionales de coyotaje perderán su mercado de trabajo, o si continuarán utilizando las corruptas aduanas como paso franco y continuarán sobornando a los agentes fronterizos, sólo que a un precio más alto. Si continuarán transitando con libertad desde Centroamérica por todo México, o si los Estados Unidos financiarán a nuestro gobierno para que actúe como una frontera vertical, y así no se vean rebasadas las patrullas fronterizas por la ingente cantidad de migrantes.
El muro y el tráfico de drogas dan para pensar si es EE.UU. el mayor consumidor de drogas a nivel mundial. Da para pensar si el narcotráfico no esta ya legalizado corruptamente en la práctica por todos aquellos que dentro del congreso votan, firman leyes y acuerdos referentes al muro. Da para pensar si se puede hacer tropezar a un elefante con una agujeta tensionada.
El muro da para pensar, en fin, en cuántas manos migrantes y latinas serán compradas para construirlo.
Estudiante de Filosofía y Ciencias Sociales 3er. Semestre
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