miércoles, 19 de septiembre de 2007

A seis años del once del nueve del dos mil uno

“Acostumbrados al alarde del horror, toleramos las imágenes de la crueldad y de la angustia. Nuestra vida cotidiana está tapizada de estampas de barbarie. Lo que nos perturba de ésta fotografía no es la visión del sufrimiento, si no la apariencia de quietud. Es más fácil aceptar el dolor de la víctima que la determinación de un hombre que decide su muerte”

Hace seis años el New York Times publicó esta fotografía. Su tranquilidad era intolerable; su belleza inadmisible. La imagen muestra a uno de los hombres que se arrojaron desde lo alto de las torres, acosados por el fuego y el veneno del humo El hombre parece suspendido en el aire. No alcanzamos a ver su rostro, pero la expresión de ese cuerpo que dirige a la muerte sugiere sosiego. La cabeza, como la punta de una flecha, apunta al centro de la tierra. No parece combatir la terrible succión de la gravedad. Los brazos no se mueven con desesperación: reposan en los costados; las piernas no se agitan frenéticamente: cuelgan de lo alto. Si volteamos la fotografía, veríamos a un hombre orgullosamente erguido que se dispone a marchar. ¿Quién es el hombre que cae? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Lo más probable es que haya sido Norberto Hernández, cocinero de 42 años que trabajaba en Windows of the World, el restaurante en la cima de la torre norte. La esposa y la hija de Hernández rechazan con indignación esa posibilidad. "Mi padre no pudo haber muerto saltando de una ventana”, ha dicho la hija, queriendo defender su recuerdo. Sabemos que, como toda fotografía, esta fotografía miente. O más bien tuerce la verdad. Fotografiar es enmarcar y enmarcar es excluir, escribió Susan Sontag hace treinta años. Esta fotografía parece la imagen de un momento apacible. Pero es, en realidad, el testimonio de un cuerpo abrumado entre dos momentos: unos segundos antes, el infierno de las llamas; unos segundos después la muerte. La fotografía no narra. Y en ella puede verse tal vez un retrato de estoicismo; la bravura de la voluntad; la dignidad de un hombre que, frente a la inevitabilidad de su fin, decide abrazarlo. Quizá por eso resulta tan desconcertante.

Fragmento de "Una Fotografía" Silva-Herzog Márquez, Jesús (2005) Andar y Ver Editorial. PÉRTIGA México D.F

Misunderstood

Por: Paola Reyes


El mes de septiembre es clave para aquellos que seguimos el acontecer mediático de nuestro mundo. El once de septiembre para muchas personas de nuestra generación quedó marcado por aquel día que dos torres gemelas en Nueva York se vinieron abajo, en un acto que se distinguió “no por la cantidad de muertos, si no por la determinación de sus autores” (André Glucksmann, Dostoievski en Manhathan). Este suceso quedó por encima de todos los onces de septiembre que han Marcado de manera violenta nuestra historia mundial (Chile e Israel y muchos otros que nos son desconocidos). Ante estos panoramas de extrema violencia, donde nuestros medios de comunicación, sobre exponen cualquier detalle sobre la destrucción y marginación, alrededor del globo, se hace difícil hablar de construcción de paz y de nuevas alternativas ante este desastroso panorama. Como habitante de esta linda ciudad me parece importantísimo entender que vivir en medio de la violencia no es sólo vivir sin ausencia de guerra o de actos terroristas como los de este conocido once de septiembre. ¿Nos hacen falta más días veintidós de abril, más veintiochos de mayo para darnos cuenta de que no somos tan pacíficos como creemos? Existen ciertos tipos de actitudes ya arraigadas en nuestra sociedad que no nos permiten ver que muchas veces nos cegamos nosotros mismos y creamos una serie de malentendidos que debilitan cada día más nuestro frágil tejido social, Creando ciertas actitudes que generan dosis de violencia estructural que a la larga propician respuestas no pacificas ante situaciones confusas. Una de ellas, que me parece de primordial importancia, es dejar de malinterpretar lo que la educación es en realidad. Confundimos la educación con la obtención de un diploma y basamos la potencialidad de nuestras competencias atacando las debilidades del otro, siendo así “más abusados”. Nuestra concepción de salud se confunde con la de “un tratamiento médico”. Hoy en día nuestra ciudad al igual que muchas en México confunde la seguridad con la militarización de los territorios, justificando la búsqueda de la seguridad sin que importe la limitación de la libertad y el incumplimiento de los derechos humanos. Nuestras Instituciones se alejan de ser siquiera en mínimas proporciones, redes de confianza. Nuestra vida espiritual, parece alimentarnos todo, menos el espíritu. El sentir de nuestra corporalidad pareciera que no vive en tiempos modernos. Nuestras relaciones humanas se ven distorsionadas por la falta de comunicación; una comunicación sincera que sea reflejo de nosotros mismos, que no tenga miedo a demostrar las debilidades y que tenga coraje para siempre intentarlo de nuevo. Qué decir de nuestros medios de comunicación que parece que sólo tienen espacio para lo “real”, lo violento, lo destructivo, espacios donde cuesta trabajo mostrar aquello que no es sangre, pleito, chisme y superficialidad. Me parece muy importante lo que menciona Martínez Guzmán en su libro “Podemos hacer las paces”, donde señala uno de los mayores malentendidos que seguimos creyendo muchas veces. Él llama a hacer una critica a aquellos que rigen hoy en día nuestro mundo y se autonombran realistas, señalando a todos aquellos que buscan la paz como idealistas. Se dicen ¿realistas? Mas bien son “Idealistas- Ideológicos” su idealismo no se basa en su ingenuo si no en su desastroso cinismo. Estos llamados realistas encubren con una sarta de argumentos la posibilidad de alternativas generando mayor sufrimiento y peor aun, diciendo que ellos mismos nos aliviarán, siendo que son causantes de todos los males.

No llenemos nuestros oídos de más malentendidos. No usemos nuestras manos para seguir construyendo este “realismo”. Que no pase otro once de septiembre pensando que el mundo queda tan lejos. Generemos cambios dentro de nuestra sociedad, comencemos simplemente volviendo los ojos hacia nosotros mismos.

Medios y política

Por:LAURA CASTRO GOLARTE*

La reforma electoral que está en proceso de aprobación ahora en los congresos de los estados luego de pasar por el Senado y la Cámara de Diputados, es un tema que merece una reflexión de largo plazo. Creo que ni los medios ni los políticos, si acaso unos cuantos, han valorado en su justa medida los alcances de una modificación constitucional de esta magnitud.
Las pruebas están, por un lado, en que los medios de comunicación con sede en el Distrito Federal se desgarran las vestiduras porque no serán contratados espacios comerciales para campañas electorales.
Y, por otro, en que los legisladores de los partidos más fuertes acuerdan elevar a rango constitucional la prohibición a terceros “de contratar o difundir mensajes en radio y televisión mediante los que se pretenda influir en las preferencias de los electores, o beneficiar o perjudicar a cualquier partido o candidato a cargo de elección popular”.
En el primer caso se trata en realidad de una buena noticia, que digo buena, extraordinaria. Es un paso gigantesco hacia la independencia de los medios de comunicación, cero o cada vez menos compromisos. Me explico: por lo general, cuando los partidos contrataban espacios comerciales en medios electrónicos, mediante una negociación lograban una especie de “combo”, es decir, tantos spots incluyen entrevistas “gratuitas” en espacios informativos. Pues no habrá tal compromiso.
Hay quienes dicen que las nuevas disposiciones propiciarán el surgimiento de un “mercado negro”, es decir, el pago de entrevistas por abajo del agua y puede ser pero, en todo caso, también serán pruebas para muchos periodistas y sus respectivos medios.
Y en el segundo caso, para los medios de comunicación y sus representantes, el silencio puede ser una opción y creo que de eso (evidentemente no calculado por los legisladores) ni siquiera se han dado cuenta. En campaña, los políticos quieren que se hable bien o mal de ellos, pero nunca que no se hable. Los tiempos oficiales no serán suficientes ni interesantes sin la intervención de periodistas y del público en algunos casos (especialmente en radio).
En ambos casos son los medios electrónicos (y los públicos a los que llegan), los que pueden resultar ganadores, pero quien sabe si se den cuenta o si quieran darse cuenta, aunque, en aras de la precisión, hablo de las grandes empresas de medios de comunicación.
En realidad se trata de una oportunidad grande para que los medios a los que me refiero, sus espacios informativos, sean de más calidad, condición indispensable en una democracia que sí parece que madura. La independencia traerá como consecuencia credibilidad, confianza y… más poder.
Y la mejor cosecha, si esto se da, la obtendrá la gente, la ciudadanía, que de por sí gana con la reforma electoral con campañas más cortas y menos costosas.

Vamos a ver cuánto nos tardamos.


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Laura Castro Golarte, destacada periodista colabora para el El Informador y Radio Metrópoli, escribió el libro Aprendiendo a votar.

Venganza o Desagravio?

Por: Pablo U. Guevara

Años después lo admitieron. La caída del sistema había sido una trampa ruin, un placebo para postergar la muerte septuagenaria del régimen. Y si el reclamo en las urnas había generado tal estruendo, la respuesta a dicha infamia fue un monumento de construcción: el ciudadano Instituto Federal Electoral.
Antes de que la herida cicatrizara, ya aparecían los comerciales del embestido. Altivo, sonriente, siempre seductor; mostrando a México y al mundo su credencial para votar, mostrando los simulados vientos del progreso, y la esperanza de su pueblo, con ojos soñadores, con el deseo de la renovación.

Cuando se creó el IFE no había ancestros cuyas cabezas se pudieran cortar. El sistema era aún demasiado fuerte como para permitir que eso pasara y la seducción nos tenía demasiado embelesados; ¿Desearíamos que el sistema hoy también hubiera podido evitarlo? ¿Porqué más allá del intercambio y del cabildeo, del toma y daca en los pasillos de Xiconténcatl, se encuentra en juego una cuestión fundamental que estriba en la enajenación del poder de facto: y entra otra pregunta no respondida; quién, como ciudadanos, queremos que le dé rumbo al Estado Mexicano?


Hoy parece que ellos se despiertan para contestarnos, con enérgica fortaleza, insospechada e insospechable. Hoy aparecen haciendo política, y mostrando –cosa extraña- un compromiso con la democracia. Y es que mientras algunos se cuestionan, e incluso afirman, que dar sentencias especiales como estas, es dañar a las instituciones mismas y es nada, mas que actuar con afán de venganza, otros, no nos atrevemos a ser tan simples.
No queremos ser simples, porque no sólo nos mueve el optimismo de que pueda cambiar la dinámica del juego, sino que además nos cuestionamos los beneficios de trasfondo que podrían buscar los legisladores, y no se alcanzan a ver muy grandes. ¿Y los costos?, altos, tal vez demasiado altos como para tomar el riesgo. Pero lo toman, y lo toman en un escenario en que sin importar los hechos, las irrealidades y los apoyos y las dudas, el árbitro ha perdido algo que no puede recuperar por si mismo: credibilidad.
En la historia tradicional mexicana eso importaría poco. A fuerza de sutiles imposiciones mediáticas, se habría hecho suponer que las personas en las instituciones habían actuado con probidad. Ahora, los arrebatos de los medios, que se vuelcan contra sus antiguos aliados, también tienen están pintados con colores de engaño, pero sus intenciones traslucen, en una campaña tonta e inverosímil.
Nos devolvemos al inicio: el IFE, fue un instituto ciudadano, plural y demócrata en los tiempos de Woldenberg y Merino; pero cuando la triada se convierte en un duopolio de las cámaras, nace la sombra de la infamia, y del dedazo priísta, nos movemos a la imposición coca-cola que hizo mella en el Consejo Ciudadano, y permitió el abuso, talvez no el delito, pero sí la infamia de rivalizar al país, permitir la degradación al estilo yankee, y negarnos a los mexicanos el conocimiento pleno de la información que nos pertenece.

Náusea Semanal

Por: Ana Paula de la Torre Díaz

Comenzaré con algunas noticias que según su estado de ánimo, les causarán algunas reacciones que yo no quiero saber…

Las cosas comenzaron el pasado lunes con las explosiones en los gasoductos de PEMEX acuñadas por el EPR que fueron un claro llamamiento a las autoridades por el reclamo de dos de sus adeptos desaparecidos el pasado mes de mayo. Tuvieron que ser evacuadas 12 mil personas, 1 millón 288 mil usuarios se quedaron sin abasto de gas tan sólo en Guadalajara y hubieron pérdidas diarias de 150 millones de dólares diarios.
La aprobación de la reforma fiscal no le cayó muy bien a aquellos contribuyentes en quienes siempre caen las cargas fiscales. Críticos expusieron su desaprobación al calificar la reforma como una salida fácil más que profunda para recaudar dinero, El 5.5% al alza de la gasolina fue aprobado como si la medida no tuviera un efecto inflacionario por todos conocido.
En el ámbito local la fuerza de la naturaleza cobró pérdidas tras intensas lluvias en el poblado de San Juan Cosalá, con un registro de alrededor de mil 500 casas dañadas
La propuesta de fiscalización por parte de excelentísimo gobernador Emilio González no fue aprobada por legisladores de su mismo partido.
Como cosa curiosa e inusual detallito mexicano, el tradicional grito del 15 de septiembre, fue realizado en tres ocasiones. Una por el jefe capitalino Marcelo Ebrard, otra en representación del gobierno legítimo de AMLO y finalmente el grito oficial del presidente Felipe Calderón. Lo bonito fue que se pusieron de acuerdo para no gritar todos al mismo tiempo y tener que competir con aquello del público asistente.
El presidente Felipe Calderón realizó una gira por Nueva Zelanda, Australia e India y regresó con la noticia de que tras negociaciones esperaremos por lo menos mil millones de pesos de inversión en nuestro país. Contrariamente Lula presidente de Brasil, se ha estado paseando por varios estados europeos pero no sólo para atraer inversiones al país, sino que ha estado negociando la viabilidad de vender etanol y producir algo realmente competitivo en su país.
Por primera vez desde el inicio de la invasión a Iraq, el presidente Bush ha aceptado la reducción de tropas. Se espera que la retirada concluya en 2008 con el regreso de unos 30 mil soldados.
Así concluyó la semana con la aprobación de la llamada reforma electoral que causó estragos por los intereses afectados de las televisoras, quienes ya no recibirán dinero extra pues los partidos utilizarán solamente tiempos oficiales para los spots.

Y concluyendo con la analogía de que la realidad es como un cubo y que cada cara del mismo tiene su propia personalidad, podremos descansar un poco de tanta náusea y alegrarnos por momentos de que por primera vez se logró un consenso en el congreso después de un sexenio pasado en el que la confrontación no dejó lugar para ningún tipo de acuerdo. Demos la vuelta al cubo para después marearnos un poco por el alza a la gasolina y después alegrarnos un poquito con tremendo surrealismo mexicano a la hora del grito triple de independencia. Y así, jueguen un ratito con las diversas caras de la realidad para que no se me depriman y entre los altibajos que dé esta semana… me despido.

TÉ DE RUDA...México y sus Reformas

Por: Paloma Robles

Al parecer el estancamiento político, económico y social ha permeado en la materia gris de muchos de nuestros legisladores, que hoy mejor que nunca -espero- comprenden lo necesario de un verdadero espacio democrático.
A escasos años de celebrar el Bicentenario de nuestra Independencia, la presidencia de la república se une a esa significativa labor, mas con la inútil cruzada de cambiarle el nombre a nuestro país. Dejar de ser Estados Unidos Mexicanos para convertirnos en…México o República Méxicana. Parecería que años y años no valen nada. Nuestro primer mandatario se olvida de que nuestro país ha sobrevenido de una larga lista de acontecimientos que requirieron de esfuerzos inmensos, con el objetivo de organizar poco a poco nuestra nación. Hablo de nuestra historia.
Primero nos sentimos libres de un régimen monárquico español, luego ingresamos en el idealismo político francés y después de eso, nos acercamos al “terrible” modelo americano. Es así que en los últimos años nos encontramos con la evidencia de ser o convertirnos en una democracia. Es lo de hoy, es lo de moda, es lo que nos toca, luego de años de un régimen que Vargas Llosa bien calificó como “dictadura perfecta”. La iniciativa calderonística prevé: “profundizar, en el sentido que connota llamar al país México como un producto de nuestra historia real y no desde una perspectiva vacua, al imitar el nombre de los Estados Unidos de Norteamérica.” Retoma un estudio lingüístico sobre el origen de la palabra México en el que se concluye que su significado es “lugar de los mexicanos”. Me pregunto, ¿Ésos son nuestros alcances de rebeldía contra Estados Unidos?
Además la ley pretende fortalecer la identidad, las costumbres y tradiciones, así como la historia de todos los mexicanos, con el fin de hacer justicia a quienes dieron la vida por una patria independiente y propia. ¿Un cambio de nombre es necesario para crear una nueva identidad? ¿O es que la propaganda televisiva de hace un año “Celebremos México no fue suficiente, como para hacernos creer que somos un gran país, lleno de virtudes?
Estados Unidos Mexicanos, nos habla de una imitación al régimen estadounidense, tan reprochable hoy en día. Pero querer dejar de serlo, es olvidar que detrás de ese nombre existe la imagen de un federalismo mal entendido y sobre todo un manoseo del término que se demuestra al observar nuestra historia moderna, tan centralista como presidencial.

De allí la relevancia de una Reforma del Estado, en la que se insta a buscar una mejor imagen, pero sobre todo, un mejor entendimiento de nuestras necesidades como sistema. La Reforma busca mejores atribuciones a las localidades, entendiendo que el municipio es motor de toda política pública y que toda acción local hoy tiene connotación global.
Hace algunos meses Sartori se alarmó por la rapidez con la que se pretendía aprobar esto y considero que es necesario que sea tomado en cuenta. Pero ¿Quién determina el mejor momento, el más propicio?
Lamentaría muchísimo que estos efectos estructurales terminaran siendo pertenencia de quienes están dirigiendo que aprovechando del momento, sacaran provecho ¿Qué tanto es el reconocimiento que buscan estos políticos?
Volviendo a Calderón ¿Acaso esta batalla de pequeña intensidad por el “legítimo” nombre, es un simple hecho banal, que se sumará a una larga lista de regalos ilusorios, para nuestro país? Mismos que no habremos de tomar en cuenta hasta en dos años que celebremos “el grito”, con una torre monumentalmente inútil, un nombre común, y el olvido colectivo de nuestras estructuras renovadas (las reformas), que quizá tarden pocos años en devenir apócrifas y quizá anacrónicas
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