martes, 18 de septiembre de 2007

“REFORMAS Y PARTIDOS POLÍTICOS”

Por: José Alfredo Ceja Rodríguez. 7° Sem, RN.

Sin duda alguna en los últimos días, el tema de la Reforma Electoral ha dado de qué hablar debido a la controversia creada por los medios de comunicación. Por un lado se dice que la Reforma atenta contra la libertad de expresión y por otro lado se trata de equiparar las campañas políticas.
Si bien son necesarias las reformas políticas en nuestro país, hay formas de hacer política y esta no es condicionando una reforma, es decir limitar una reforma fiscal propuesta por el ejecutivo federal por una reforma electoral que al parecer es apoyada por los legisladores del PRI, PRD y parte de Acción Nacional.

Con la postura que han tomado y con lo que se pretende hacer, los partidos políticos parece que procuran debilitar el poder del IFE, el cual fue creado con criterios de autonomía precisamente para no convertirse en rehén político y que ha sido determinante en el desarrollo de la democracia en nuestro país.

Actualmente se podría decir que los diputados están actuando o analizando racionalmente una reforma electoral y una reforma constitucional al artículo 41 sobre la soberanía nacional y de la forma de gobierno, ya que no se dan cuenta que es dar un paso hacia atrás en términos de democracia, después de haber luchado tanto por un proyecto de Reforma de Estado que inició Don Jesús Reyes Heroles durante la década de los años 70 y se avanzó en los años 90 con la Reforma Electoral y la creación del IFE.

A partir de los debates sobre la reforma electoral, es necesario el análisis de políticas públicas y son necesarias estrategias de persuasión, es decir, observar y escuchar un debate consistente, para ver cómo se ponen de acuerdo los distintos representantes de los poderes, si es que lo hacen.

Los acuerdos políticos en estos días serán básicos y se irán formando alianzas entre los partidos, dejando de lado las divisiones al interior de estos. Podemos ver que al interior del PAN pareciera que hay dos grupos, por un lado el comandado por Manuel Espino y por otro el dirigido por Felipe Calderón; por parte del PRD están el grupo que encabeza López Obrador y el de Pablo Gómez; al interior del PRI es un poco complicado hacer una lectura ya que pareciera que el centro del partido recae en Manlio Fabio Beltrones, siendo que el PRI hace unos meses era el partido más dividido en el país, habrá que esperar hasta 2009 o 2012, es decir, tiempo de elecciones, para ver las nuevas y posibles alianzas y divisiones al interior y exterior de los partidos políticos. Mientras esto llega, seguirán siendo noticia las distintas reformas que se pretendan hacer y el proceso que estas conlleven.

¿Acto democrático o Informe de gobierno?

Por: Rodrigo Toledo Espinosa

Me gustaría referirme a un extracto del artículo 69 de nuestra Constitución. “A la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso asistirá́ el Presidente de la República y presentará un informe por escrito…”. Las tradiciones y costumbres en los mexicanos están mucho más arraigadas que las normas y los reglamentos, esto gracias a nuestra naturaleza contradictoria, no desconocida por el primer mandatario mexicano. A lo largo de décadas, el país estuvo acostumbrado a escuchar una indescifrable letanía, cargada de cifras, argumentos y datos que trataban de respaldar el funcionamiento del poder federal; era sólo un acto rutinario y protocolario de recepción del informe presidencial cada primero de septiembre.

Bien es cierto que el sábado primero de septiembre y el domingo segundo estuvieron cargados de nerviosismo e incertidumbre. Esperábamos las nuevas ordenes no escritas para adecuarlas a nuestro fin de semana. Como lo anunció Felipe Calderón previamente, hizo presencia en el Congreso y entregó su primer reporte anual, es decir, cumplió́ con su tarea, con su obligación constitucional a secas. El que no la hizo (¿o si?) fue el “compita” encargado de la producción, que tuvo el “errorzazo” (¿acaso fue eso?) de censurar, perdón, de evitar que la nueva dirigente de los diputados Ruth Zavaleta gastase su valioso tiempo en dar un speach de resistencia, al cual por cierto, tampoco estaba obligada.

Después, como lo vimos el domingo y resalto, haciendo uso de un discurso emotivo y lleno de buenas intenciones, el presidente se centró en lo mucho que falta (vaya que sí) para la construcción de un mejor país. El Huey, tlatoani contemporáneo se refirió sobre la nación hacia un palco compuesto de sus súbditos allegados; debemos olvidar el anacronismo del recuerdo nostálgico que nos oprime del pasado y olvidar los viejos rituales del hombre de la silla del águila, es decir, desistir de aplaudir en automático, dejar de asentir y apoyar al unísono sin debatir, sin construir mediante la deliberación, en resumen, hacer política y dejar la “politiquería”.

Este pasado inmediato debe ser olvidado para dar un primer paso hacia prácticas democráticas reales; no se trata de establecer un día para el presidente y otro para el Congreso de la Unión, (independientemente si sea o no inicio de sesiones, lo que no viene al punto) o una competencia mediática para ver quién acapara la palabra; pregunto ¿cuándo ocuparemos el primero de Septiembre (u otra día de los 364 restantes) en el consenso, la deliberación, y el balance entre dos poderes?