martes, 2 de octubre de 2007
Editorial indigestión 3
Si hablo del ¨fin de lo político¨ es por que hay demasiada política estamos saturados y evidentemente ha dejado de tener importancia. Está muy claro la masa, ése agujero negro en el que todo es reversible, anula con ironía el juego político y sus discursos irrisorios.
¿Se puede comprender el mundo, no estando vinculado a él por una forma de entusiasmo ideológico o por pasiones tradicionales?
En este último mes y medio hemos partido de un pregunta parecida, tratando de formular un respuesta tangible a nuestra realidad. Ironicamente la pregunta encaja de manera perfecta con lo acontencido en esta última semana, hay que recordar - por que parece que habría que hacerlo- , que de nuevo es septiembre, un mes para exaltar con pasión nuestras tradiciones y festejar (para los que aún tienen el valor de hacerlo) un año más de independencia. Es aún más curioso que los ideales que en su tiempo llevaron a verdaderos héroes a ofrecer su vida por hacer Patria hoy estén de nuevo en debate y terminen en patéticas mutaciones de los mismos conceptos. Éste es un septimbre de saturaciones, en su mayoría mediáticas, una libertad manoseada, una independencia ultrajada, una democracia simulada y reducida un juego ridículo de supuestas buenas intenciones y acuerdos indigestos -facturas pagadas-.
Septiembre huele y sabe, a duopolios, a petróleo, a gasolina mala y cara, a protocolos ridículos, a explosiones.
podríamos decirles a todos nuestros políticos a modo de amenaza esperanzadora.
Bienvenidos al primer septiembre del resto de su vida.
Jean Baudrillard
¿Se puede comprender el mundo, no estando vinculado a él por una forma de entusiasmo ideológico o por pasiones tradicionales?
En este último mes y medio hemos partido de un pregunta parecida, tratando de formular un respuesta tangible a nuestra realidad. Ironicamente la pregunta encaja de manera perfecta con lo acontencido en esta última semana, hay que recordar - por que parece que habría que hacerlo- , que de nuevo es septiembre, un mes para exaltar con pasión nuestras tradiciones y festejar (para los que aún tienen el valor de hacerlo) un año más de independencia. Es aún más curioso que los ideales que en su tiempo llevaron a verdaderos héroes a ofrecer su vida por hacer Patria hoy estén de nuevo en debate y terminen en patéticas mutaciones de los mismos conceptos. Éste es un septimbre de saturaciones, en su mayoría mediáticas, una libertad manoseada, una independencia ultrajada, una democracia simulada y reducida un juego ridículo de supuestas buenas intenciones y acuerdos indigestos -facturas pagadas-.
Septiembre huele y sabe, a duopolios, a petróleo, a gasolina mala y cara, a protocolos ridículos, a explosiones.
podríamos decirles a todos nuestros políticos a modo de amenaza esperanzadora.
Bienvenidos al primer septiembre del resto de su vida.
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