miércoles, 19 de septiembre de 2007

Medios y política

Por:LAURA CASTRO GOLARTE*

La reforma electoral que está en proceso de aprobación ahora en los congresos de los estados luego de pasar por el Senado y la Cámara de Diputados, es un tema que merece una reflexión de largo plazo. Creo que ni los medios ni los políticos, si acaso unos cuantos, han valorado en su justa medida los alcances de una modificación constitucional de esta magnitud.
Las pruebas están, por un lado, en que los medios de comunicación con sede en el Distrito Federal se desgarran las vestiduras porque no serán contratados espacios comerciales para campañas electorales.
Y, por otro, en que los legisladores de los partidos más fuertes acuerdan elevar a rango constitucional la prohibición a terceros “de contratar o difundir mensajes en radio y televisión mediante los que se pretenda influir en las preferencias de los electores, o beneficiar o perjudicar a cualquier partido o candidato a cargo de elección popular”.
En el primer caso se trata en realidad de una buena noticia, que digo buena, extraordinaria. Es un paso gigantesco hacia la independencia de los medios de comunicación, cero o cada vez menos compromisos. Me explico: por lo general, cuando los partidos contrataban espacios comerciales en medios electrónicos, mediante una negociación lograban una especie de “combo”, es decir, tantos spots incluyen entrevistas “gratuitas” en espacios informativos. Pues no habrá tal compromiso.
Hay quienes dicen que las nuevas disposiciones propiciarán el surgimiento de un “mercado negro”, es decir, el pago de entrevistas por abajo del agua y puede ser pero, en todo caso, también serán pruebas para muchos periodistas y sus respectivos medios.
Y en el segundo caso, para los medios de comunicación y sus representantes, el silencio puede ser una opción y creo que de eso (evidentemente no calculado por los legisladores) ni siquiera se han dado cuenta. En campaña, los políticos quieren que se hable bien o mal de ellos, pero nunca que no se hable. Los tiempos oficiales no serán suficientes ni interesantes sin la intervención de periodistas y del público en algunos casos (especialmente en radio).
En ambos casos son los medios electrónicos (y los públicos a los que llegan), los que pueden resultar ganadores, pero quien sabe si se den cuenta o si quieran darse cuenta, aunque, en aras de la precisión, hablo de las grandes empresas de medios de comunicación.
En realidad se trata de una oportunidad grande para que los medios a los que me refiero, sus espacios informativos, sean de más calidad, condición indispensable en una democracia que sí parece que madura. La independencia traerá como consecuencia credibilidad, confianza y… más poder.
Y la mejor cosecha, si esto se da, la obtendrá la gente, la ciudadanía, que de por sí gana con la reforma electoral con campañas más cortas y menos costosas.

Vamos a ver cuánto nos tardamos.


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Laura Castro Golarte, destacada periodista colabora para el El Informador y Radio Metrópoli, escribió el libro Aprendiendo a votar.

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