miércoles, 3 de octubre de 2007

Más y Más

Juan Bernardo Álvarez Plascencia es estudiante de tercer semestre de Ciencias de la comunicación tiene 20 años. Bernardo es invidente y todos los días hace un recorrido de una hora y media aproximadamente de su casa en la colonia Lomas del paraíso (cercana al Zoológico de Guadalajara) al ITESO. Bernardo, toma dos rutas una la 258ª, se baja en circunvalación y camina a la derecha una cuadra donde toma el 604 hasta Ávila Camacho y Circunvalación ahí camina media cuadra hasta llegar al tren ligero, se baja en periférico sur y nos señala que es ahí donde cruza una “callecita terrorífica para llegar al paradero de la combi itesiana, digo calle terrorífica, por que ahí nunca me doy cuenta cuando pasa un camión o un carro”

Indigestión. ¿Desde qué edad haces uso del transporte público?
Bernardo. (risas) desde que mi madre estaba embarazada de mí.

Indigestión. ¿Y por tu cuenta?
Bernardo. Pues toda mi vida. Pero de ser forma independiente. Moverme solo por la ciudad montado en un caballo de parabrisas (camión o tren) desde los 10 años.

Indigestión. Desde que tienes conciencia de la calidad del servicio de transporte publico, ¿crees que ha mejorado o que se ha mantenido en el mismo nivel desde que haces uso de él?. ¿Crees que todavía falta una brecha larga para hablar de un buen servicio o no tanto?

Bernardo. Indudablemente han cambiado cosas y sí ha mejorado. Pero hay que reconocer, que para lo que se ha prometido, realmente no se ha avanzado mucho.
Sinceramente hay muy buenos proyectos y propuestas. Pero no conozco alguna que se lleve a su culminación y con éxito Mira. Hablemos de un ejemplo que se me viene a la mente los asientos amarillos son pocos los camiones que realmente cumplen con la necesidad. Si, todos los camiones los traen, pero el detalle está, en la forma en la que están puestos hay muchas rutas donde están en posición lateral y muchas veces imagina un cotidiano frenon de nuestros choferes. Un anciano, ¿donde puede detenerse?

Por último Bernardo nos comparte las necesidades que él percibe acerca de la movilidad en nuestra ciudad

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Cada día, la ciudad tiene más habitantes y cada día más, hay más autos en nuestras avenidas. La movilidad de nuestra sociedad que usa transporte público, es un reto que cada vez es más difícil de vencer. Ya que esperar el camión a la hora pico, y el enfrentarte a que cuando pase, esté lleno de usuarios y por ello no te puedas levantar,
es toda una jugada llegar a tiempo al trabajo, escuela o lugar de destino.
Para los automovilistas, es también un verdadero caos encontrar un lugar disponible donde estacionarse sin correr peligro.

Dentro de nuestra sociedad, también hay personas a las que les es difícil moverse en una ciudad donde cada día hay más autos, gente y ruido. Son personas que al igual que tú, estudian, trabajan, y tienen una vida que es igual de importante que la tuya.
La mayoría de las banquetas de nuestra ciudad, cuenta con rampas que facilitan la movilidad a las personas en sillas de ruedas.
La idea, es buena. Lo malo es que el resto de la sociedad no respeta dichas áreas.
Ya que por las prisas, nos es fácil dejar estacionado el auto justo en la Terminal de la banqueta obstruyendo el paso. O también, algo que se nos da mucho, es dejar el auto estacionado en media banqueta. Lo que obliga al peatón a bajar a la avenida para rodear el vehículo. Este movimiento, es bastante peligroso para la sociedad en general. Y no se diga para las personas con alguna discapacidad. Ya sea motriz o visual.

Las personas con discapacidad visual, cada día se enfrentan a distintos obstáculos sorpresivos; como el chocar con un anuncio que estaba justo a la altura de la cara y en media banqueta. Un cancel abierto o la boca sensual de una alcantarilla abierta.

La verdad es que no sólo debemos preocuparnos por adaptar una ciudad. Si no de hacer respetar y crear conciencia en nuestra sociedad. No es muy caro ayudar a cruzar una avenida, ni decir la ruta que está llegando o por pasar. Todos necesitamos de todos.


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