martes, 4 de septiembre de 2007

¿Derecho de expropiación?

Por: Ana Petersen

La idea, por demás descartada, de construir la Villa Panamericana en el Parque Agua Azul me parecía insólita, principalmente porque se perdería una reserva natural importantísima para la ciudad. La sola intención de tener dentro de un parque, una formal urbanización, donde el concreto y la plaga de Starbucks, Oxxos y demás cadenas es terrible, además de la cuantiosa atracción de gente que estos espacios aportan de manera masiva y que sólo destruyen la autenticidad de la urbe. Elementos que me hacen reafirmar lo absurda de esta solución.
La invasión gubernamental a la propiedad privada, como es el caso del Parque Morelos, tiene un trasfondo similar. Ambos casos son irrupción de hogares, ya sea para animales en el caso del Agua Azul, o de personas, en el caso del Parque Morelos.
La única diferencia, es que a las personas se les pagaría una indemnización aparentemente un poco mejor que justa y no se les está obligando a dejar sus casas, por lo pronto.
No concuerdo con algunas opiniones que dicen que se debería hacer una expropiación formal y obligar a la gente a abandonar sus hogares, si no todo lo contrario. Coincido con que tiene que haber un entendimiento mutuo, un contrato justo, entre gobierno y ciudadanía; después de todo, eso es política.

La incógnita reside en que, llegado el momento de tomar una decisión, ¿El gobierno seguirá con su postura “blanda”, o recurrirá a ejercer su derecho de expropiación?
Lo que queda claro es que por más plusvalía que se dará a la zona, y por más jugosas las ofertas de la compra de las casas por parte del Ayuntamiento, ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a abandonar nuestro hogar, nuestro hábitat, a petición, y con cierta obligación tácita, de una causa un poco ajena a la mayoría de nosotros?

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